(Si no me falla la memoria, esto sucedió el verano del año 2002)
...tras varias horas en jeep cruzando el desierto llegamos al Cheetah Park, una fundación destinada a la conservación del guepardo y que se encuentra al norte de Namibia. Nos invadió un gran alivio, más por el simple hecho de poder bajarte del vehículo a recolocarte los huesos en su sitio que por haber llegado a nuestro destino.
...tras varias horas en jeep cruzando el desierto llegamos al Cheetah Park, una fundación destinada a la conservación del guepardo y que se encuentra al norte de Namibia. Nos invadió un gran alivio, más por el simple hecho de poder bajarte del vehículo a recolocarte los huesos en su sitio que por haber llegado a nuestro destino.
Los encargados de esta fundación mantienen una reserva donde crian y alimentan guepardos que se encuentran en estado salvaje, por otro lado vivían con cinco guepardos domesticados en casa. Para gozo de todos los presentes nos contaron que antes tenian seis, pero que unos meses atrás tuvieron que sacrificar a uno que atacó a un turista y le arrancó un brazo (y no es una leyenda urbana).
Así que con poker face nos dirigimos a visitar a los otros cinco animalicos, con la esperanza de que ya hubieran merendado. Cuando llegamos a la casa nos indicaron una serie de instrucciones para que los animales no se sintieran violentos y evitar incidentes desagradables. Nada de gafas, hay peligro que se vean reflejados y te ataquen, no los mires a los ojos, se pueden sentir amenazados o retados y también pueden atacarte, nada de movimientos bruscos, como no, podrían atacarte, pero sobre todo... que no les de la luz directa, que nunca entren en contacto con el agua, y la más importante, no les des de comer después de media noche.
El de la poker face soy yo, el de la gorra Cocodrilo Dundee y en medio 'el devora-hombres'.
Al día siguiente, después de un buen madrugón, nos dirigimos a la reserva a ver a los guepardos en estado salvaje. Montados en el remolque de una vieja camioneta, con unos bidones llenos de trozos de carne del tamaño de mi cabeza, nos adentramos en el parque. Al rato, pudimos intuir, más que ver, a los animales a nuestro alrededor, fue en ese momento cuando uno de los cuidadores empezó a arrojar la carne cruda desde el remolque, y de entre la alta hierba aparecieron una docena de guepardos que se lanzaron sobre el suculento banquete entre gruñidos y zarpazos por apoderarse de uno de los pedazos. Realmente impresionante.
Bona nit.
4 comentarios:
Yo creo que en verdad no estás tocando al guepardo, fijo que es un efecto óptico y en realidad ni le rozas con la mano.
Eso sí, tienes una cara de po po poker face poker face a lo tope! xD
Las fotos muy chulas, como siempre. Tienes aventuras para dar y vender.
PD: mi señora dice que estás "mu jovenzuelo" jijiji
Ya hay que tener valor!
Lo que hace uno por una foto que luego enseñará a sus nietos que no saben lo que es ese bicho si no miran en internet en las listas de animales tristemente extinguidos
Por cierto, vale que no le mires para que no te vea el careto, pero...esos bichos no huelen el miedo? ;-)
¡menudos viajes!
Rubens: Lo que hace el photoshop, en el próximo post me veras acariciando a E.T.
Primo: Había que tocarlo, nunca se sabe cuando acabaremos con todos. Gracias a Dios el mío estaba resfriado y no olía nada... ;)
Existen varias personas que tenemos el sueño de hacer lo que tu hiciste y me alegra que tú seas una menos, el guepardo es un animal majestuoso en mi forma de ver y nos falta a muchos la cultura para darnos cuenta de eso.
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