Comienzos de Otoño.
Estás sentado en un banco de piedra, en tu parque favorito. La piedra está fría, los tímidos rayos del sol apenas calientan, te subes el cuello de la chaqueta y cruzas los brazos para retener todo el calor de tu cuerpo.
A la izquierda las hojas de los arces, castaños y acacias ya están tornándose amarillas, naranjas y rojas, a la derecha son los nogales y hayas los que convierten sus colores, mientras es testigo de excepción un roble centenario.
Una suave brisa acuna las hojas de los arboles y su susurro lo envuelve todo. Algunas caen, son las primeras de todas, vestigio del invierno venidero.
[Final Alternativo 1]
De tu cartera extraes un libro, acaricias sus tapas gastadas después de tantas repetidas lecturas. Sabes de memoria la dedicatoria que se esconde tras la ajada portada, el amor y los recuerdos te abruman con cada una de sus palabras.
Buscas la cinta roja que marca la última página leída y lo abres, su peso te reconforta, reparas en su olor a papel gastado, y sin darte cuenta te sumerges en la lectura.
[Final Alternativo 2]
De tu cartera extraes tu e-book recién estrenado. Presionas el botón de power y en apenas un segundo se enciende la pantalla. La tecnología de tinta electrónica evita cualquier reflejo molesto y su resolución es perfecta para leer.
Ante ti se despliega un menú con más de 100 libros descargados, y eso no es nada comparado con los 3.000 que puede almacenar, toda una biblioteca en la palma de tu mano. Desplazas tu dedo por el cristal de la pantalla hasta el libro deseado y con un doble toque se abre en la última página leída.
Con apenas 10 mm de grosor y sus 210 gramos es como si el aparato levitara sobre tus dedos, reparas en su olor a plástico nuevo y ...... VENGA YA, VAS A COMPARAR, A LA MIERDA EL E-BOOK.
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