Tengo consciencia de que siempre has estado a mi lado, al menos hasta donde alcanzan mis recuerdos. Cuando me rompí el brazo fuiste tu la que me acompañó a casa de mis padres, al igual que me consolaste cuando creí que era el fin del mundo porque me dejó mi primera novia. Tu nunca me fallabas si me apetecía ir al cine, y fuiste la única que se levantó a las 5 de la mañana para ir a despedirme el día que me marché a Londres. Me escribiste cada día durante el primer mes, y cada semana durante los siguientes - Para que no te sientas solo - me dijiste. El único dia que no viniste fue el día de mi boda, más tarde me articulaste temblorosa que estabas enferma. Te ofreciste como madrina de mi primer hijo, nunca te perdiste uno de sus cumpleaños. Me regalaste un viaje cuando hice las bodas de plata y me confortaste cuando me quedé viudo. Me visitabas cada miercoles cuando me ingresaron en la residencia, venias con tu tupperware de croquetas de jamón, mis favoritas. Era tu mano la que asía cuando, en el hospital, me fui de este mundo, tus ojos llenos de amor fueron la última imagen. Y aun así no me abandonaste, menos de un año despues tambien te reuniste conmigo - Te echaba de menos - me confesaste.
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