domingo, 25 de abril de 2010

Lectura: De qué hablo cuando hablo de correr - Haruki Murakami

De qué hablo cuando hablo de correr.
Haruki Murakami
Colección  andanzas, Tusquets Editores













Calentito aun estaba cuando me hice con la última publicación que han traducido de Murakami al castellano, y en cuanto terminé la lectura que tenía entre manos me puse con el, aun teniendo pendiente como tengo El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas del mismo autor. Pero sabiendo que quizás es lo más parecido a una autobiografía que vamos a poder leer nunca de este escritor, reservado y celoso de su intimidad como pocos, no pude más que sumergirme entre sus páginas.

De la contraportada: En 1982, tras dejar el local de jazz que regentaba y decidir que, en adelante, se dedicaría exclusivamente a escribir, Haruki Murakami comenzó también a correr. Al año siguiente correría en solitario el trayecto que separa Atenas de Maratón, su bautizo en esta carrera clásica. Ahora, ya con numerosos libros publicados con gran éxito en todo el mundo, y después de participar en muchas carreras de larga distancia en diferentes ciudades y parajes, Murakami reflexiona sobre la influencia que este deporte ha ejercido en su vida y en su obra. Mientras habla de sus duros entrenamientos diarios y su afán de superación, de su pasión por la música y de los lugares a los que viaja, va dibujándose la idea de que, para Murakami, escribir y correr se han convertido en una actitud vital. Reflexivo y divertido, filosófico y lleno de anécdotas, este volumen nos adentra plenamente en el universo de un autor que ha deslumbrado a la crítica más exigente y hechizado a miles de lectores.

Sigo quedandome con sus novelas, que te arrastran a un mundo donde la linea que separa la realidad de la fantasía no existe, antes que con su biografía, pero me ha resultado muy curioso ver como, para este autor, se  fusionan escritura y deporte como dos simbiontes. Si eres fan de Murakami será una lectura imsprescindible, si solo te interesan sus novelas puedes omitirlo sin remordimientos.

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