domingo, 1 de noviembre de 2009

Agotado... gatotado.


Me duele todo, cada músculo de mi cuerpo, cada huesito, hasta las pestañas me chirrian al cerrarlas. Pensar me cuesta, desconocía que el cerebro tambien pueda tener agujetas.Y el corazón... partío, como diría la canción. Necesitaría otra pastilla, pero no soy capaz de discurrir si de las azules o las rojas, prefiero no tomar una decisión errónea. Requiero de tu ayuda, pero mi boca está sellada por el peso de unos dientes que se me antojan sólidos y profundos. Quizás deba dormir, dejarme llevar por esta somnolencia que me arrastra hacia la oscuridad, pero tengo miedo de no tener ánimo de regresar. Cada segundo que pasa es una losa mas que siento sobre mí, como si un reloj de arena colosal vaciase su carga en mis espaldas. Me tiemblan las piernas y mis ligamentos, olvidado ya que un dia fueron elásticos y flexibles, crujen como hojas secas. Temo que de un momento a otro me voy a partir, a reventar como una caña que ha sido doblada hasta su límite. Jamás, jamás volveré a intentar hacer Sudokus.

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