Me encontré una ventana. Estaba apoyada en un contenedor de basura. No se porque me la llevé, yo ya tenía todas las ventanas de mi casa. Cuando la coloco en la pared como un cuadro veo el mundo a través de ella, siento el aire en mi cara. Cada día me muestra un lugar distinto, de no se que ciudad ni que país, creo que son otros mundos, nunca he visto nadie a quien hablarle. Ahora solo hago que pensar en mi ventana. Estoy en el trabajo ansioso por terminar mi jornada y poder marcharme a casa, quiero abrirla y ver a que huele hoy la brisa que entra. Me pregunto que pasaría si saliese por esa ventana y me asomase desde el otro lado, ¿vería mi casa?, y si me tumbase a dormir una siesta ¿seguiría estando mi casa ahí al despertar?. Hace días que he tomado una determinación, no voy a volver al trabajo, solo esperaré. Cada mañana me asomo a la ventana, aguardo un mundo que me agrade para cruzar al otro lado, no se si para siempre o únicamente iré viajando por los diferentes Universos, como si se tratase de un tele-trasportador de ciencia-ficción. Si me canso, quizás solo tenga que esperar el tiempo suficiente hasta que aparezca de nuevo mi casa...
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